martes, 22 de enero de 2013

La canción

Vino Carlos y me dijo “tienes que escuchar esto”. Era un día de diario del mes de noviembre. Ese mes tan feo. Yo a Carlos le temo cuando me acerca unos cascos, me los pone con suavidad y me mira con los ojos grandes, las cejas arqueadas y esa media sonrisa nerviosa que pondría un arqueólogo ante el indicio de un hallazgo increíble. Es que no sé si me vacila. Le ha dado por música… digamos rara. Yo digo que no lo entiendo. Y triste, a veces demoledora. Como unos tal McEnroe. Yo no puedo, no puedo, y menos en el mes más feo.



Esta vez Carlos me sorprendió bastante. Dentro de mi cabeza sonó una guitarra muy melódica de suave cadencia, como cansada. Y detrás vino una voz que sencillamente me abrazó. Muy muy fuerte. Calor en noviembre. Color en el gris. Melodía frente el ruido. Susurros. Le devolví una mirada que crecía por momentos, mientras arqueaba mis cejas y la mitad de la boca dibujó una sonrisa.

Nunca había escuchado música por la calle. No me gustaba. Y ni quería saber que el móvil puede ser un reproductor de felicidad mientras caminas entre la gente, ajena a tu disfrute. Le pedí sencillamente que me pusiera “la canción”. Él supo qué canción era y la puso. Yo tampoco sabía que hay una tecla para repetir las veces que se quiera una misma melodía. Así que cuando quedaba un suspiro para terminar y el trasteo de la guitarra agonizaba y esa voz se había evaporado flotando, yo me apresuraba a iniciar de nuevo el placer de recuperarla, como si la salvara de un peligro inminente. Revivía gracias a mí. Y me hacía disfrutar sensaciones. Una y otra vez, decenas, cientos, miles, creo que millones de veces. Seguro que millones.

Hicimos un viaje inesperado para mí. Como no solemos viajar mucho, fue una experiencia maravillosa. Estaba el mar, el añorado mar. Era tierra de lluvia pero el sol nos sacudió el eterno noviembre de la rutina diaria. Probamos sabores. Abrimos los ojos de los niños a paisajes únicos, algunos mágicos. Y “la canción” fue la banda sonora de uno de los mejores recuerdos que he forjado desde hace mucho tiempo. Siempre me acompañará.


 

Pocos meses después conseguí hacer realidad por fin mi sueño de crear un lugar donde dar rienda a mi ‘alter ego’, La Niña de la Comba. Esa pequeña de manos maestras que llevo dentro y que tanto disfrute me ofrece cuando veo lo mucho que gustan mis trabajos. Carlos hizo unas fotos de varias creaciones y con el móvil, de forma más bien chapucera, un video a modo de pequeño catálogo de mis ideas. Le puso música. Era “la canción”, claro.


Hace dos semanas, Carlos me dijo que me iba a hacer un regalo. Algo pequeño y grande a la vez. Salimos inusualmente pronto de casa. Los niños quedaron acostados. Abuelita les cuidaba. Llovía a ratos y por eso toda la oscuridad brillaba, también donde nos tocó hacer una cola considerable para sacar las entradas. Nos sentamos en la segunda fila. El foco se apagó. Ella salió, como venciendo un apuro invisible que parecía empujarla de nuevo tras la cortina. Balbuceó sentada en el taburete. Se ruborizó. Se notaba como una pizca de vergüenza que la vencía, que acabó creando un sentimiento de ternura y compasión entre los que ocupábamos el teatrillo. Y de risas. Le aplaudimos para animarla y cogió la guitarra. Me dejó muda, nos dejó sin aliento: ella se agenció todas nuestras voces y le salían todas por su garganta.

Santos M. Perandones.
Voy a muy pocos conciertos. He de admitir que éste me gustó mucho. Pero a falta de una anunciada melodía para cerrar, ni rastro de “mi canción”. Así que cuando ella levantó la vista preguntando cuál era la última que el auditorio quería añadir y Carlos gritó “Locked in verses’, guardándose la vergüenza de estar a años luz de dominar el inglés, reconozco que fue un momento tan intenso… que todavía dudo si la escuché!

Carlos Domínguez - MediosLeon.

Le debo a Sara Sánchez (@SaraTheBeat) el recuerdo de los videos que tomó, alguno de los cuales reproduzco abajo. A Santos M. Perandones (http://www.voodoochild.es) las fotografías del concierto que ilustran Fanzine León y estas letras. A Carlos el regalín.

Y a Anni B Sweet, que me atrapó entre sus versos, la sensación de que ya no habrá más monstruos ni más noviembres.

La vida son estas cosas.



Shiny days - #RRAcoustic Rockandradionet.


Getting Older, en el concierto de León - Sara Sánchez.


Take on me, en el concierto de León - Sara Sánchez.

domingo, 20 de enero de 2013

´Castillos en el Aire´ para las que hacemos los sueños realidad

Creo que he captado la esencia de su marca con la esencia de mis trabajos personalizados.

Se dice que quien hace castillos en el aire es víctima de los sueños que difícilmente se van a cumplir. Que es perseguir una quimera. Pero a veces hay quien se empeña tanto y tiene tanto talento que consigue que los dichos tradicionales pierdan todo el sentido.

No deja de tener su ironía el hecho de que quien ha conseguido que sus trabajos artesanales dejen de ser castillos en el aire hayan sido las dos personas que están detrás de 'Castillos en el Aire', una exclusiva marca que os quiero destacar porque me encanta de una manera especial. Se trata de Carolina Alonso Sabugal y Helena Castrillo Marcos. Dos artistas como la copa de un pino de cuyas manos salen auténticas maravillas en seda y en cuero.

Helena y Carolina, en una feria.
Hace años que conozco, y admiro, sus obras. Una coincidencia ha hecho que en los últimos meses hayamos tenido más relación y el cúlmen de mi admiración fue cuando he podido comprobar lo laborioso de su arte, el cuidado extremo que la seda requiere, la elaboración de los diseños en colores con los que la seda cobra una vida única. Tienen auténticas joyas, os lo puedo asegurar.

Les gustan mucho las bailarinas. Tienen colección propia.
Como común muestra de admiración, decidimos hace poco cruzarnos regalos: yo les haría un cuadro para notas (como este cuadro para notas) y ellas crearían para mí un pañuelo, en el que no faltan los cuadritos de vichy que tanto me gustan ni una Caperucita, personaje con el que yo también trabajo.


Este es mi nuevo pañuelo. Hasta tal punto me lo personalizaron que con paciencia se observan detalles muy especiales.
Mirad que presentación más chula. ¿Envidia, eh?

Además, me encargaron también un par de artículos míos con su logotipo: llaveros y colgadores no molestar. Hay que reconocer que el resultado ha sido bastante espectacular, o al menos así les ha parecido a ellas, y eso es un gran honor.

Mirad estos colgadores de 'no molestar'  que les hice por encargo. Creo que les encantaron.
Quienes podáis estar interesados en contactar con Castillos en el Aire, hace no mucho tiempo que podéis ver algunas pinceladas de sus elaboraciones en Facebook, al igual que en Pinterest y también en Twitter (@CastillosEn).

Bolsos muy especiales de 'Castillos en el Aire'.

Yo, La Niña de la Comba. que también tuve un sueño que poco menos que era construir castillos en el aire, y hace poquito que lo hice realidad, sé como ellas que no hay cosa que deseemos que no podamos conseguir, aunque a muchos les parezca imposible. Gracias, chicas, por ayudarme a demostrarlo.

miércoles, 9 de enero de 2013

Un premio, un regalo



Muchos recordaréis que para celebrar nuestro primer mes de apertura de la tienda online de www.laninadelacomba.com organicé un concurso para todo aquel que nos siquiera: no tenía más que elegir su propio regalo. El resultado ha sido verdaderamente muy placentero. Primero porque gracias a estas iniciativas es cuando mejor te puedes dar cuenta de lo que gusta tu trabajo a los demás. Porque creas con mayor ilusión sabiendo que alguien espera obtener una recompensa. Y porque regalar a los demás siempre tiene algo de regalo a uno mismo, por la alegría que eres consciente de repartir.

En mi caso, el premio se lo llevó una entusiasta seguidora afincada en Madrid, Silvia Sacristán. Había seleccionado un regalo de mi tienda que según me dijo después la volvía loca: el marco de fotos con los diseños de mi Caperucita y el lobo feroz. Silvia era una enamorada de este personaje de cuento tan especial.


Preparé el premio y se lo envié con todo lujo de detalles en el empaquetado pasada la fiesta de Navidad. O sea, que para Reyes ya estaba disfrutando de su obsequio por seguirnos, por alentarnos, por aplaudir mi creatividad. Imagino su fotografía, o la de sus seres más queridos, en el marco vigilado por Caperucita y el lobo, y sé que está entusiasmada, porque así ha tenido el gesto de decírmelo.

Arriba os dejo una fotografía de aquel regalo, retocada con filtro de Intagram (http://instagram.com/p/UQjTsQq68u/). Y esperamos seguir creciendo gracias y junto a vosotros para que más pronto que tarde podamos sorprenderos con algún otro concurso o detalle. Mientras, mi tienda está abierta las 24 horas de cada día del año para hacer vuestras delicias. Además, pronto habrá novedades en cuanto a los productos. Os mantendré informados.

Recibid a través de este blog mi agradecimiento emocionado por habernos hecho tan felices estos casi tres meses de andadura. Ojalá vosotros y yo sigamos así de satisfechos.