Hola de
nuevo. Aquí me pilláis otra vez con las manos en la masa. Esta vez con el sabor
dulce de la Navidad, que tanto inspira. Parece que cuando los días se hacen tan
cortitos y caen el frío y la niebla es cuando más apetece ponerse a faenar en
la cocina. Y si es con ayuda de los niños, mejor.
Lo primero
que nos pusimos a hacer fue un bizcocho un poco especial. Queríamos darle un
aspecto nevado, con ayuda del azúcar glas, pero donde hay nieve siempre hay
alguien que la está disfrutando, ¿no? Así que nos pusimos a buscar una
decoración llamativa e igual de rica.
Aquí podéis ver cómo los
muñequitos de chocolate están acompañados de un reno muy especial y muy
sencillo de hacer: coged un donette o similar, plantadle por nariz un M&M’s
de cacahuete bañado en color rojo y los cuernos clavádselos con pedazos rotos
de esas galletitas de aperitivo con forma de palmera con sal gruesa. Os aseguro
que los críos se quedan con una cara que es un poema.
Aprovechando el muñeco y algunas miniaturas que había por casa, convertir el bizcocho en una pista de esquí fue tan sencillo como divertido.
Este año,
como otros, hemos querido celebrar un poco el final del año con los compañeros
del colegio de los críos. Y como ya casi se ha convertido en una tradición, he
ido probando algunas recetas navideñas para que las degusten de parte de los
niños. Pero ya me vais conociendo: que no puedo dejar de pensar en algo
creativo con lo que acompañar a los dulces.
Tenéis que
comprobar cómo queda este muñeco tan dulce y apetitoso en una mesa presentada
para Navidad. Basta cuidar un poquito los detalles, y acompañarlos de algún
artículo de mi tienda (como el cuaderno de recetas de Navidad, en este caso)
para que luzca muchísimo.
Pero a los
niños mayores me gusta llevarles algo que puedan disfrutar de manera
individual. Este año busqué algo diferente relacionado con
la Navidad y se me ocurrió idear un bonito reno de tela, que además después de comerse el pastel los niños podrían utilizar para decorar el árbol, para hacer un llavero, un broche, para poner en la puerta de su armario... Seguro que alguna mamá imaginativa le da buen uso. Dar con la idea no resulto
fácil, pero nada acompañado con tener después que confeccionar nada menos que
60 renos y otros tantos pequeños hombrecitos del mismo tipo de pastel de
galleta y chocolate. ¡No sé si salía más humo del horno o de la máquina de
coser! Al final llegué a tiempo y el último día de clase mis hijos se lo
llevaron a sus compañeros. Creo que se relamieron lo suyo y que se quedaron tan prendados con el reno como yo.
La verdad es que hacer este tipo de esfuerzos para los más pequeños es siempre muy agradecido. En una época tan bonita para ellos. Cada una de sus caras sí que es un regalo. Ese es el mismo espíritu que La Niña de la Comba os desea a vosotros esta Navidad, la primera en la que tengo abierta la tienda online. Ah, y no olvidéis que el descuento del 15% en todos mis artículos de la web dura hasta el 6 de enero. Lo digo por que los Reyes Magos igual todavía están a tiempo...
¡Feliz
Navidad!
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